Poco hace falta alardear sobre este disco porque ya es la misma formación que lo grabó la que tiene unas credenciales enormes en el campo del jazz y más especialmente en el fusión temprano. El origen de este proyecto se remonda al momento en que Larry Coryell vio en vivo una actuación del por aquel entonces grupo de Tony Williams Lifetime, grupo liderado por el baterista Tony Williams y del que formaba parte John McLaughlin; la leyenda dice que Coryell quedó tan impresionado con lo que escuchó esa noche que invitó al mismísimo McLaughlin a unirse a él en un nuevo proyecto fusión, que sin saberlo sería un pináculo del género y uno de los primeros del estilo.
El conjunto se completa con un auténtico all-star de genios del genero pero los encargados principales del empuje creativo del álbum son especialmente las dos guitarras, los dos guitarristas del grupo, Larry Coryell y John McLaughlin, quienes se enredan en extensos e interminables monólogos bipartitos desparramados por todo el disco en lo que es una auténtica orgía de cuerdas, con armonías, improvisaciones, arreglos y otros agregados melódicos. Ambos guitarristas se encuentran en un nivel infernal y demuestran porqué son dos de los más grandes del género, con ejecuciones técnicamente impecables y prácticamente sin error alguno.
Sin duda que todo el conjunto se encuentra en un nivel superlativo en comparación que la mayoría de los músicos de la época, con Chick Corea en piano eléctrico, Miroslav Vitouš en bajo, Billy Cobham en batería, y los ya mencionados, Larry Coryell y John McLaughlin, ambos en guitarra eléctrica; ellos eran la vanguardia, la elite mundial del jazz, y el engranaje de este conjunto, y pese a que no tomó mucho tiempo la grabación, aun así suena como si hiciera tiempo que tocaran junto, eso solo lo pueden hacer músicos de tal calibre técnico y creativo.
Dijo Coryell sobre las sesiones del disco: ‘’El primer día fue extraño , porque Chick, Billy y John acababan de llegar de sesiones con Miles. Definitivamente habían estado adoptando diferentes enfoques de la música en esa sesión, porque cuando lancé la primera pieza, "Tyrone" de Larry Young, no la interpretaron correctamente. Todos se iban al espacio exterior. Casi nada de lo que tocamos ese primer día formó parte del disco, parece que obtuvimos la mayor parte de la música que se incluyó en el disco el segundo día. Solo tomó un tiempo sentirse cómodos entre ellos y con el material. Spaces no lo hizo tan bien en el lanzamiento inicial, pero cuando Vanguard lo reeditó unos años más tarde, vendió 250,000 copias. Nada mal para un disco que sonaba muy poco a jazz tradicional y nada a rock‘’
El estirpe de las composiciones es profundamente complejo, con todo el grupo envuelto en muy amplias estructuras que varían sutilmente en tiempo y espacio y convergen en fases y sub fases continuas, haciendo uso cada músico de su perfecta versatilidad para la construcción semi improvisada del sonido, los ejecutantes tenían el nivel como para hacerlo y es justamente por eso que la construcción del disco tiene tantos detalles y secciones internas, con una riqueza plena en armonías jazzeras que brotan continuamente en un limbo instrumental.
El álbum contiene elementos y sonidos provenientes de tradiciones del jazz de los 50s, y cuenta además con la visiones de Coryell para tomar las formas tradicionales e, inspirado por las nuevas vanguardias de la época, imprimirles a las mismas una visión superlativa que son las estructuras progresivas expresadas en extensas sesiones con puras improvisaciones donde se destacan las descomunales técnicas de los dos guitarristas. Las guitarras eléctricas toman el lugar preponderante y primordial y son la fuerza impulsora principal del disco, pero por algunos momentos es el piano eléctrico de Chick Corea el que recobra cierto lugar, como en la pieza ‘’Crisis’’.
Es verdad que el álbum se encuentra entre los anales del fusión, pero no le hace honor tan perfectamente a este como si lo hizo Tony Williams Lifetime un año atrás. Por otra parte el sonido toma mucho del jazz pero, otra vez, no es un disco puramente de jazz clásico. En resultado en una amalgama que convergen entre estos estilos, sin duda ubicándose entre los orígenes del fusión, pero también convergiendo como un entusiasta experimento de Coryell que estaba comenzando a hacer su nombre en la escena y que con este lanzamiento lograba credenciales de las más altas.
‘’Spaces’’ quizás signifique eso mismo, los extensos espacios que exploran a lo largo de las varias extensas sesiones propuestas, con el estilo de ejecución de Coryell impregnado del gypsy jazz y dixieland de décadas anteriores y la técnica innovadora de McLaughlin proveniente del vanguardismo y la psicodélica/blues, en conjunto forman una fuerza formidable que, al unisono y convergiendo en una sola expresión, recrean un estirpe de variado índole y que se refuerza mutuamente en un remolino de interminable virtuosismo técnico puesto en marcha en un auténtico experimento del fusión más exquisito de la época.
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