Los lanzamientos de La Pesada junto a los distintos invitados que participarían con protagonismo en cada uno de esos discos, en este caso había sido el turno del guitarrista Kubero Diaz, han sido en su mayoría discos de rock pero bastante experimentales en mayor o menor medida, con búsquedas proto progresivas con mucho ingrediente rockero, mucha experimentación de estudio, y además con mucho encuentro de ese mundillo hippie de aquella época en Argentina, con letras que hacen referencia a lo cósmico y a lo interno y con músicas alteradas muy a la manera psicodélica, además de otras referencias a las drogas, sexo libre, y tratando de mantener muchas veces algún mensaje que ayude al ciudadano promedio, generalmente no acostumbrado a estas músicas desafiantes, a vislumbrar un cambio hacia algún más allá con mejor perspectiva y apertura.
Estos discos que publicó el grupo, junto a varios de los músicos invitados que justamente también eran parte del mismo conjunto y lo frecuentaban para engrosar su poderío artístico, son discos que han sobrevivido muy bien al tiempo, han logrado trascender con su influencia, han revivido gracias coleccionistas y conocedores, se han establecido como hitos del rock nacional fundacional, y se han mantenido en un nicho de consideración estable entre conocedores de la historia del rock argentino. Aun así, también vale aclarar el hecho de que se trata de discos bastante experimentales, no solo de rock a secas con canciones sueltas, sino discos muy experimentales con conceptos y letras particulares, carácter que le ha concedido a estos trabajos un aura particular y ha generado esa mística reflejada aun en su influencia a las generaciones más contemporáneas que siguen, desde los ámbitos under, curtiendo estos sonidos oscuros de rock y blues pesado, pero por otro lado este efecto ha generado una apoteosis dicotómica que se reflejó en el alejamiento de los grandes públicos en cuanto a la consideración de estos discos con sonidos inalcanzables para el oyente promedio.
Se dice que no son discos fáciles de escuchar, eso suele ser real en tanto no se esté acostumbrado a abordar este tipo de músicas tan alteradas que suelen salirse de la canción para plantear algunos desafíos sonoros muchas veces inspirados en los efectos y alteraciones de estudio, en la psicodelia hippie, en el rock experimental y proto progresivo, etc. En el caso de Kubero Díaz, La Pesada planeó junto a él otro de los tantos lanzamientos apoyados y producidos por el grupo, siempre con su fiel estilo rockero y su vena cósmica explicita que ayuda a que este trabajo sea un experimento de rock pesado con blues y muy buenas zapdas, además de que Kubero Díaz es un alucinante guitarrista eléctrico de rock, otro elemento que se suma al disco en forma de grandes solos y arreglos en guitarra.
Los temas de este disco no suelen ser sencillos ni cuadriculados, sino que cuentan con ese carácter de sesión nacido del espíritu libre que manejaba el grupo, por lo que, por más corto que sea el track, siempre terminan cayendo en atascos o sesiones libres de rock, ese ambiente por el que estos músicos suele manejarse con una soltura esplendida, como si se hubieran manejado por allí toda su vida. Todas las canciones del disco son inventos, experimentos, canciones enriquecidas con búsquedas psicodélicas rockeras.
‘’Polvo He De Sacudir’’, otro elemento complejo del disco y ya una pista que apunta a lo progresivo, nos muestra el poderío rockero del grupo y su imaginación para manejarse por un rock bastante complejo, que comienza desde la canción, pero parte hacia progresiones rockeras sumadas a sesiones aparentemente improvisadas. En ‘’Creciendo En Espiral’’ otro tema del disco, pero ya una canción acústica, otro elemento recurrente del grupo, los arreglos acústicos, un tema con una letra cósmica que invita al encuentro entre las personas y no al alejamiento.
Estos trabajos de La Pesada suelen reflejar de manera directa el ambiente creativo que manejaban entre ellos en el grupo y en general muchas bandas del rock de la época, además de reflejar esa esencia hippie que había en la juventud del momento, manifestada desde las letras utópicas que refieren a epopeyas celestes o eventos espirituales internos, blues y rock & roll, folk, experimentaciones con muchas miras hacia lo psicodélico, intervención de canciones acústicas, sesiones libres y todo un bagaje creativo muy alegórico de esa generación contracultural.
Es verdad que esos músicos se encontraron de frente con la dictadura militar y las represiones policiales tan típicas de esos años en Argentina y especialmente contra cualquier joven artista que llamara la atención, aunque también supo declarar Billy Bond que la mayor represión que solían recibir estos músicos no era por parte de los militares sino de los vecinos y ciudadanos promedio de la sociedad argentina, acostumbrados una vida de traje y corbata y a un mundo hostil que los forzaba a convertirse en auténticos enfermos con tal de estar bien amoldados al mundo y así poder sobrevivir. En ese ambiente, los músicos rockeros de la época llamaron la atención de inmediato y llegaron para romper los mandatos cuadriculados de las sociedades aun hermetizadas en una dinámica tradicionalista pacata.
Las letras de los temas de estos discos de La Pesada y de muchos artistas del rock contracultural argentino de la época, hacen mella de ese estado mental común y suelen mandar mensajes para sacudir la letrina publicar y tratar de expandir mentes, o por lo menos para tratar de espantar y escandalizar la moral pública del conservadurismo, tradicionalismo y lo cuadriculado. No son letras al azar o porque sí, y muchas veces esto también es otro elemento que hace al alejamiento de los grandes públicos, acostumbrados a metáforas intrascendentes que refieren a la estupidizacion del público y no a su crecimiento, cosa que la gran mayoría ve con muy buenos ojos.
En este caso La Pesada grabaría junto a Kubero Diaz para publicar un trabajo solista para dicho artista, llamado ‘’Kubero Diaz y La Pesada’’ y publicado en 1973. Billy Bond y La Pesada han también publicado y producido discos solistas para Claudio Gabis, Jorge Pinchenvsky y Alejandro Medina, entre tantos otros lanzamientos propios y ajenos, producciones y demás. Estos discos engrosan las filas del rock nacional de época que promediaba por entonces un momento de mucha creatividad y producciones discográficos por doquier, muchas con repercusión entre conocedores y coleccionistas del todo el mundo.
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