Arthur Brown había sido el dios del fuego en los 60s, con bailes y presentaciones típicas, ropajes alegóricos y puestas en escena con mismísimo fuego sobre su cabeza; todo este repertorio formaba parte del espíritu artístico que emanaba de la esencia misma de Brown. Después del colapso de ‘’The Crazy World Of Arthur Brown’’, en 1970, cuando el teclista Vincent Crane y el baterista Carl Palmer abandonan la banda para formar Atomic Rooster, Brown trabajó con un grupo variado de músicos en distintos proyectos llamados ‘’Strangelands’’, ‘’Puddletown Express’’, y (brevemente) ‘’Rustic Hinge,’’, antes de encontrar los músicos que conformarían Kingdom Come. El principal de ellos fue el guitarrista Andy Dalby, compañero constante del mismo Brown. Además incluyeron Julian Brown (no familiar de Arthur) en voz (no participaría de este segundo disco), Phil Curtis en bajo, Michael Harris en teclado, y Martin Steer en batería.
Kingdom Come publicaría tres trabajos, Brown declaró en una entrevista con una revista musical inglesa que los tres álbumes fueron destinados a presentar una progresión temática. La primera se centró en la situación de la humanidad en la actualidad, la segunda en el propio animal humano y la dicotomía entre la el cuerpo y la mente, y la tercera se centró en asuntos cósmicos y espirituales. Tras haber hecho algunos intentos creativos con otros proyectos, y trayendo todo su repertorio e imaginería no solo musical sino también cuasi teatral y vanguardista, Brown da vida a su Kingdom Come, sumándose a las tendencias progresivas de la época, pero, como siempre lo ha expresado, haciéndolo desde su particular estilo, con esos elementos nombrados anteriormente.
Las puestas en escena del grupo estaban marcadas no solo por la música sino también por representaciones escénicas, analogías y referencias que se manifestaban desde la ropa y maquillaje de la banda hasta incluso las escenificaciones del mismo Brown; generalmente estas era puestas delirantes que sacaban al público del lugar común y lo ubicaban frente a un estado de desazón e incertidumbre, y es que el mismo Brown ha expresado, tanto en las letras de sus canciones como en sus declaraciones públicas mismas, esa crítica al conservadurismo popular, critica al escepticismo de las grandes masas para con todo aquello que las saque del lugar conocido y cómodo en el que están ubicadas, sus puestas en escena y vanguardismo rupturista no era más que su manera de intentar romper con lo establecido y traer caos, terror, y nuevas concepciones espirituales y metafísicas.
Para su segundo disco, el homónimo ‘’Kingdom Come’’, de 1972, Brown y su grupo continúan por la senda del rock de la época, acentuando ese costado progresivo que habían manifestado en menor medida en su primer disco y que ahora manifestaban casi como un credo, ya que todo este segundo disco consta de un sinfín de invenciones y progresiones sucesivas. También continúan e incluso acentúan esa característica (como se dijo antes) teatral y vanguardista, todo un repertorio de sonidos, voces, quejas, arremetidas y experimentos sonoros, búsquedas compositivas que surgían de las ideaciones del grupo y que dotaban a las progresiones de un carácter vanguardista muy particular y distintivo típico del buen Brown.
‘’Kingdom Come’’ ofrece toda una aventura experimental de rock que funciona como un quehacer sucesivo de diversas ideaciones y ocurrencias combinadas con un rock de punta, vertiginoso; desde el principio al fin el disco avanza en una sucesión de escenas vanguardistas con roses con la poesía, la filosofía, y el ya nombrado delirio de voces, roces, agregados sonoros y otros delirios instrumentales. Entre la lista de tracks nos podemos encontrar algunas melodías pegajosas y estribillos agradables, otras piezas como ‘’City Melody’’ que consisten prácticamente en auténticos experimentos sonoros a puro delirio y collage sonoro, o piezas como ‘’A Scientific Experiment’’ donde se experimenta con fragmentos progresivos entre los que aparecen un sinfín de otro fragmentos.
El rock de estilo experimental y corte progresivo de Arthur Brown no fue tan icónico como sí lo ha sido sus sonidos con The Crazy World Of Arthur Brown, pero eso no detuvo el espíritu de Brown que, como siempre, fluyo hacia la innovación sin concesiones, siempre experimentando, innovando, chocando, desafiando los limites, creando, fusionando y trayendo experiencias musicales excitantes. Varios factores contribuyeron al final de la banda Kingdom Come, incluidas las ventas mediocres de álbumes, el desdén crítico, la membresía de la banda en la puerta giratoria y la frustración de Brown con el negocio de la música en general. La banda se disolvió en lugar de separarse oficialmente, con Brown citando el deseo de tocar música más simple y optar por un estilo de vida más simple en general en entrevistas posteriores.
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