Estamos hablando de un muy ambicioso proyecto musical ideado por Dalí, una autentica opera experimental de un tamaño gigantesco y que conoce de una producción de un nivel exquisito. Se trata de una ópera poema audiovisual dividida en seis partes y con libreto no solo de Dalí sino también de Manuel Vázquez Montalbán, ambos terminarían de escribir el libreto luego de extensas charlas que tendrían juntos. La música de la obra fue compuesta por Igor Wakhevitch, un brillante compositor francés reconocido por sus innovadores trabajos y por ser un gran compositor de música de cámara y un innovador incansable de músicas experimentales, electrónicas, etc., Wakhevitch era el compositor ideal para musicalizar esta obra.
A lo largo de los seis episodios que dura la obra se explora incansablemente las posibilidades de la composición sinfónica y de la creación sin fronteras que combina cuanto elemento se les haya ocurrido. Cada parte cuenta con su propia forma y sus propios delirios: arreglos de cuerda, percusiones, electrónica, discursos dramáticos, poesía surrealista, coros celestiales, arreglos vocales, rock y efectos especiales; todo esto mezclado y volcado en una única música tan diversa y rupturista como surrealista, provocativa, mística y decadente.
La música sirve perfectamente para ilustrar los paisajes sobre los que Dalí recita sus escritos y además improvisa en el momento con sus ocurrencias y delirios varios, tanto en español como en francés, haciendo ‘’Gala’’ de su típico estilo excéntrico y elocuente, por demás rupturistas y provocativo. Durante la grabación, Dali se negó a seguir el texto de Montalban palabra por palabra y comenzó a improvisar alegando que "Salvador Dali nunca se repite".
El trabajo se llama ‘’Ser Dios’’ y justamente se presenta a Dalí como Dios. Sus salidas de tono llegaban a incluir parlamentos propios atacando con saña las reivindicaciones más urgentes del momento: la democracia, el divorcio o el aborto, todo ello, téngase en cuenta, en un texto firmado por Vázquez Montalbán. El libreto es un reflejo de la propia personalidad de Dalí, tratando temas además como la creación, el nacimiento, la muerte, reencarnación y demás temas metafísicos objeto de estudio del pintor español. Si bien la obra se grabó en 1974, no fue sino hasta 1985 cuando fue publicada, y no fue para nada un éxito comercial, tuvo una tirada de apenas 500 copias, y además venía con un extenso booklet, hoy se convirtieron en inconseguibles piezas de coleccionismo.
Ya que Dalí es quien encabeza esta enorme producción podría decirse que se trata de una obra ‘’surrealista’’, ya que de otra manera no sería posible consignar esta música bajo una etiqueta concreta, es tal el grado de experimentación y delirio de estos sonidos que para concebirlos teóricamente habría que detectar los distintos condimentos que se unieron para dar vida a la enorme masa creativa que es el producto final.
La obra fue ideada varias décadas antes de su lanzamiento por el mismo Dalí pero si no fuese por la participación de Igor Wakhevitch tal vez la obra no hubiese sido posible, Wakhevitch era tan talentoso creando músicas ‘’surrealistas’’ e innovadoras tanto como lo era Dalí para crear sus pinturas; esa presencia en la composición dio lugar a que todo el ideario e imaginario musical que Dalí tenía en mente se pudiera hacer realidad.
La presencia de Dalí no solo fue importante por ser quien ideó gran parte de la obra sino que al ser una personalidad tan fuerte atrajo a innumerable cantidad de otros personajes notables. De la obra participaron, la notable soprano Eva Brenner, las actrices Delphine Seyring y Catherine Allegret, musicos como Jean Pierre Castelain y Francois Auger, sin olvidar la presencia de Brigitte Bardot y Marilyn Monroe, y por supuesto, la orquesta sinfónica de París.
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