Jody Grind publicó dos álbumes, algo oscuros, en el corto periodo en que funcionaron. Su primer disco fue un debut muy honesto y emocionante, un sonido en carne viva con un estilo propio y conciso. Un típico disco psicodélico de la época, con algo de blues, rock & roll, rock psicodélico, de gran nivel, con el agregado de que en la primer pieza nos encontramos con una sesión de 20 minutos, dividida en cuatro partes, que transita por varios estados y momentos, una avanzada épica con grandes solos de teclas hammond y guitarra eléctrica, la cual, hacia el final, termina con la interpretación de ‘Paint in black’, de los Roling Stones, una pieza que encarna las reminiscencias tempranas de los sonidos progresivos británicos, muy agradable al oído, una sesión épica.
Las composiciones que mantienen hacen que el rock psicodélico se vuelva proto progresivo, las piezas se las ingenian para no caer en la convencionalidad, los sutiles cambios que aplican dan cuenta de esto, a lo que se le suma arreglos orquestales de viento, que le da un color propio al sonido y realza la calidad general. A grandes rasgos mantienen una fuerza en la interpretación que hace de un sonido vertiginoso, donde el hammond tienen un papel de protagónicos, que, sumado a los cambios y arreglos de vientos, hace recordar bastante al sonido de los coterráneos de The Crazy World Of Arthur Brown.
Las mayoría de los temas son atascos, pesados y ruidosos atascos, compactos, muy entretenidos, sobrecargados con contundencia y una búsqueda sonora, cuasi improvisada, que hace que avancen robustamente en continuo; nacen de una mescla de jazzy, blues y hard rock, y terminan siendo lo que la misma banda termina alcanzando de la mescla de estos estilos en una misma cosa. Con un prog duro, impulsado por órganos, el grupo se las arregla para conservarse fresco, enérgico, manteniendo su entusiasmo alto todo el tiempo.
El segundo álbum del grupo es un asunto algo diferente en comparación con su debut: se han ido los arreglos de viento, dejando al grupo con una composición mucho más sobria, menos improvisada y con un sonido más duro. El grupo sufrirá dos grandes cambios de alineación y, para finales de 1969, sólo Hinkley quedaría del grupo original. Pronto el grupo se desarmaría tan pronto como comenzó, no dejando ninguna noticia a su paso más que los dos formidables álbumes dejados tras su corta vida.
Por su parte, el inglés Tim Hinkley continuó con su carrera como cantante, compositor y productor, especialmente como músico de sesión. Su notable paso por Jody Grind sería solo un ejemplo de los tantos proyectos en los que pasarían, entre ellos incluyen ‘’The Konrads’’ en el que participaba Davy Jones, quien mas tarde cambiaría su nombre al de David Bowie, además de bandas como The Bow Street Runners o Chicago Blues Line, al comienzo de su carrera. También trabajaría con gente como Alvin Lee, Al Stewart, Humble Pie, Thin Lizzy, Rolling Stones, The Who, Tim Buckley, Steve Marriott o Alexis Korner, entre otros.
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