La aparición de la psicodelia estableció un nuevo estándar dentro de la música popular de la época, el de la música experimental. De pronto, fue tendencia la experimentación, el delirio. Los artistas contemporáneos que surgieron dentro de esos años hicieron rock psicodélico con demarcado corte experimental. Esto también se vio reflejado en los músicos que hacía ya varios años que venían publicando discos y que de pronto se encontraron con esta tendencia, y se puede apreciar en sus discos, portadas y sonidos como se acomodaron (por interés, obsecuencia o mero comercio) a esa tendencia multicolor de los estilos alucinógenos.
En ese sentido el caso de The Holy Modal Rounders fue notable, con unos primeros trabajos, aunque disonantes y polemicos, con un sonido todavía folk acústico clásico, dentro del country y el blues, pero de pronto, para su tercer disco, ‘’Indian War Whoop‘’, grabado para ESP (el sello de avant-jazz que recientemente se había movido al rock underground salvaje con los Fugs) y publicado en 1967, tomaron el mismo sonido y lo batieron en un coctel de delirio y experimentación. Ellos eran (salvando las distancias, el talento y la influencia) una suerte de Incredible String Band norteamericano, con especialización en sonidos acústicos de cuerdas, pero aquí, si bien la aparición de las cuerdas sigue siendo primordial y así también el estilo country, parecen haber tomado un camino hacia el aquelarre, el freak out y el desorden generalizado, tendencia que marca todo el espíritu general del disco.
El álbum está dividido en dos partes, abriendo con la típica experimentación de estudio de la época, voces en feedback y experimentación delirante. Delirio que se extiende incluso durante todas las primeras canciones del disco, que tratan de un sonido folk pero pervertido con gritos, aplicaciones instrumentales alocadas, ejecuciones delirantes, humor bizarro y demás locuras y ocurrencias del momento, interpretaciones radicalmente alteradas de canciones folclóricas tradicionales. Ya para la segunda parte del disco parecen haberse vuelto un poco más formales como versiones folk más clásicas, pero de todas maneras continúan por la senda decadente, delirio que no parecen resistirse a abandonar, siempre en interpretaciones con voces y coros alocados, agregados sonoros, aplicaciones discontinuas de batería, y otras aplicaciones freaks.
La mayor parte del sonido consiste en canciones folky delirantes, pero hay muchos otros momentos de delirio, improvisación y experimentación que aparecen como finales de introducciones o finales de canciones, como enriqueciendo la experiencia en un disco que de todas formas no fue tan apreciado en su resultado final por lo mismo autores que lo consideran con bajas calificaciones. Es un sonido que no decepcionaría a los amantes de la música country y que definitivamente tampoco lo haría con los amantes de la psicodelia, es un entrecruce entre ambos con demarcado rumbo hacia el delirio freak out. El dúo se componía por Peter Stampfel en violin, banjo y voces, y Steve Weber en guitarra y voz, además participaron en el disco Antonia, Barbara & Wendy en voz, el ex Fugs Ken Crabtree en órgano, el dramaturgo Sam Shepard en batería. Michael Hurley contribuye con canciones para el álbum y luego sería parte oficial de la banda.
Además The Holy Modal Rounders funcionó como otras bandas de similar calibre experimental como The Fugs o The Godz, bandas que interpretaban cada una su género pero que de todas maneras lo hacían en un mismo estilo delirante y descontracturado, como chocando con el convencionalismo, saliéndose del carril de la música formal y presentando un delirio generalizado, y es que estas bandas también tuvieron ese carácter de psicodelia prototípica, de delirio antes que el deliro estuviera de moda, sirviendo como puente entre el folk/garage pre psicodélico y la psicodelia propiamente dicha. Y es que además The Holy Modal Rounders tuvo su vínculo con The Fugs. Poco después de la publicación de su segundo álbum, ‘’The Holy Modal Rounders 2’’, en 1965, se unieron a Ed Sanders y Tuli Kupferberg de The Fugs por un corto periodo de tiempo. Sus grabaciones con The Fugs en 1965 se encuentran en los álbumes ‘’The Village Fugs’’, ‘’Virgn Fugs’’, y ‘’Fugs 4, Rounders Score’’. El propio Weber escribió uno de los primeros números más populares y notorios de los Fugs, "Boobs a Lot".
Los Rounders eran conocidos más como un grupo folclórico que como un grupo de rock. Cuando se formaron por primera vez alrededor de 1963, los Rounders eran solo el dúo de Peter Stampfel y Steve Weber. Su primer par de álbumes para Prestige, publicados a mediados de la década de 1960, eran totalmente acústicos. Incluso entonces, sin embargo, se jactaron de una irreverencia que los distinguió inmediatamente de los tradicionalistas del folk acústico. Retorcieron los estándares del folk desgastado con voces temblorosas, arreglos exuberantemente extraños e interpretaciones que eran liberales, por decir lo menos. "La actitud purista en ese momento era que esta edad de oro se había ido, y la forma correcta de hacerlo era tratar de recrearla hasta el pop y rayar el viejo disco de 78 rpm", dijo Stampfel en 1997.
La transición de los Rounders al rock sería un proceso más lento y gradual que el que atravesaron cientos de otros músicos del folk al rock en la década de 1960. Su primer paso fue su trabajo ‘’Indian War Whoop’’, que finalmente no fue un trabajo de rock pero que se sumaba a la tendencia psicodélica del momento y que contenía algunos elementos como órganos o baterías. Pero su siguiente paso fue un salto evolutivo directo hacia el rock y que seguía por la senda de la psicodelia y el delirio, ‘’The Moray Eels Eat The Holy Modal Rounders’’ de 1968. Aquí estaba la oportunidad de The Rounders de mezclar todas las raíces folk que habían sido parte su trabajo desde su formación en una licuadora, rematado con algo de extrañeza y rock duro. Jug band, country, blues, ragtime, folk-rock: todo se mezclaba entre sí, figurativa y literalmente.
Una de las pistas de ‘’The Moray Eels Eat the Holy Modal Rounders’’ eventualmente vendería toneladas de copias, pero solo como un corte de un famoso álbum de banda sonora. "Bird Song" apareció tanto en la banda sonora del LP de Easy Rider como en la propia película. La canción acompaña la espléndida escena en la que un joven Jack Nicholson, luciendo con orgullo su casco de fútbol americano de la escuela secundaria, se pone en marcha en la carretera con sus nuevos amigos motociclistas hippies Dennis Hopper y Peter Fonda.
Super¡
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