Convertido en uno de los principales representante de la vanguardia jazzística, el trompetista Don Cherry se encuentra entre la elite de músicos más destacados del mundo del jazz del siglo XX. Con su estilo algo excéntrico y místico ha creado trabajos emblemáticos dentro del jazz de vanguardia. Miembro fundador del innovador cuarteto de Ornette Coleman de finales de los años 50, Cherry continuó ampliando su vocabulario musical hasta su muerte en 1995. Siempre con un espíritu inquieto, Cherry aportó su creciente conocimiento de las músicas tradicionales de todo el mundo para influir en el proyecto de Coleman, dotándole de un aire absolutamente original a la audaz nueva música que estaban proponiendo.
En 1960, grabó ‘’The Avant-Garde’’ con John Coltrane. Después de dejar la banda de Coleman, Cherry tocó con Steve Lacy, Sonny Rollins, Archie Shepp y Albert Ayler. En 1963-1964, Cherry co-dirigió los New York Contemporary Five con Shepp y John Tchicai. Con Gato Barbieri, Cherry dirigió una banda en Europa desde 1964 hasta 1966, grabando dos de sus álbumes más respetados, ‘’Complete Communion’’ y ‘’Symphony for Improvisers’’. Además de actuar y grabar con sus propias bandas, Cherry trabajó con músicos de jazz de primer nivel como Steve Lacy, Sonny Rollins, Archie Shepp, Albert Ayler, John Coltrane y Gato Barbieri.
Hacia principio de los 70s Don Cherry había experimentado y fusionado tanto su música de jazz que esta había quedado casi irreconocible como jazz en sí mismo, presentando un sonido tan experimental que prácticamente su estilo se volvió irreconocible bajo parámetros preestablecidos o conocidos, un estilo inclasificable en el que el autor viajó y se dejó deslizar por sus llamados internos a tal punto que su producción sonora de esa época se volvió un trance por tierras místicas propiamente dichas, transes rituales, ceremonias, misterios sin nombre y sonidos que, creados a partir de fusiones con sabores de todo el mundo, representaban un quehacer exótico y mostraban que el autor estaba manifestando una cosmovisión también muy particular.
‘’Organic Music Society’’ es otro de sus tantos experimentos étnicos y uno de sus más destacados trabajos dentro de un estilo creado por él mismo, ya con la presencia del brasilero Nana Vasconcelos que es un artista de fusión perfecta para esta etapa de Cherry, siendo un músico de auras místicas por excelencia que encaja perfectamente en este estilo tan espiritual, aplicando el sonido libre ritual de su Berimbau y aportando esa cuota étnica y afro proveniente de sus orígenes en la música originaria brasilera. Este encuentro acrecienta aún más el aura mística y el caldo de cultivo étnico que caracteriza al estilo de Cherry de por aquel entonces, cuando su música era un vergel donde convergían tanto sonidos de la India, como de Latinoamérica, África, y demás.
Las sesiones de grabación del disco son de muy variada índole y reflejan el quehacer del artista a lo largo y ancho de muchos escenarios, ya que sólo dos pistas del disco se grabaron en un estudio, el resto se grabó de distintos conciertos en vivo, en circunstancias tremendamente divergentes. Algunas pistas son largas y conducen al oyente a un viaje ritual por las profundidades de las culturas ritualistas del mundo, como la pieza que abre el disco ‘’North Brazilian Ceremonial Hymn’’, mientras que otras piezas son cortas, apareciendo un sinfín de tramas y trazas y diversos instrumentos y ejecutantes, aunque lo que une a todo el sonido en una misma cosa es que todo parece haber salido de un ritual místico realizado en las profundidades de algún templo tibetano, en las entrañas de alguna selva o en lo más íntimo de alguna milenaria cultura aborigen, todos esos elementos están allí en el disco, sonando muchas veces en una misma cosa en la que convergen sabores muy diversos pero siempre exóticos.
Este sonido nace en las intersecciones de la improvisación libre, el ritualismo y la música folclórica del mundo, estilo en el que el jazz por supuesto no se encuentra en su estilo más clásico sino que se halla expandido y ramificado en un crisol de experiencias sonoras que contienen las fibras de culturas de muchas partes del mundo. Acompañan a Cherry en esta aventura algunos músicos suecos de primer nivel, Bengt Berger, Christer Bothén, Tommy Koverhult, además del percusionista turco Okay Temiz, y el ya nombrado Naná Vasconcelo, el brasilero especialista por excelencia del berimbau. El propio Cherry toca en corneta de bolsillo, pero también en voz, armonio, flauta, caracola y piano.
Este sonido está lejos de ‘’Complete Communion’’ o ‘’Symphony for Improvisers’’, está lejos del jazz propiamente dicho, este sonido es el reflejo de un explorador por excelencia de las culturas del mundo, de lo que parecía más preocupado que del mismo jazz, reflejando un espíritu de hermandad hacia y entre los diversos músicos que lo acompañan en esta travesía musical. Es un estilo libre, sumergido en las culturas exóticas del mundo, ejecutado sin ningún parámetro limitador más que el de realizar música por la música misma, por la experiencia misma, siendo un disco doble con un sinfín de muchos sonidos por experimentar.
A finales de la década de los 60s Cherry se encontraba viviendo en Suecia, con su esposa Moki Karlsson, tocando con musicos suecos, adquiriendo experiencias, enriqueciéndose de diferentes miradas, y viviendo en comunas en un estilo muy hippie. Fue en este entorno, en los veranos de 1971 y 1972, donde Cherry grabó las pistas de su legendario disco doble ‘’Organic Music Society’’, publicado finalmente en 1973. ‘’Organic Music Society’’ se encuentra entre una colección de trabajos de similar calibre en la que el autor experimenta hasta el extremo con la fusión con sonidos del mundo, de similar calibre a otros de sus trabajos como ‘’Actions ‘’ de 1971, ‘’ Orient ‘’ de 1973, ‘’Relativity Suite’’ de 1973, ‘’Eternal Now’’ también de 1973, ‘’Brown Rice’’ de 1975, entre otros.
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