En el Maravilloso Mundo de Ingesón es un álbum sumamente encantador, vanguardista y lisérgico. Tan sólo remitámonos a Junio de 1968, Colombia, un grupo de jóvenes inspirados quizás en toda la ebullición musical que se venía gestando en el mundo artístico, ya los Beatles habían publicado Revolver y Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Jimi Hendrix Experience ya había publicado el monolítico Are you experienced? El LSD y los alucinógenos estaban cada vez más ligados con una floreciente contracultura, unos se abrían con mucha convicción frente a estos cambios, otros eran más timoratos y medían los próximos pasos a dar.
Los Speakers sin lugar a dudas no era una banda timorata, decidieron abrazar muchos tópicos que la
contracultura empezaba a irradiar, no tuvieron miedo en tomar el volante y
crear, crear sin ataduras, sin expectativas comerciales, crear con el único
objetivo de transmitir tanto las inquietudes más sencillas como las más
intrincadas de su joven alma.
Muchas bandas contemporáneas del continente midieron mucho más sus pasos, prefirieron hacer una transición mucho más segura, para así no perder contratos con sus respectivas discográficas o simplemente por temor a no ser comprendidos por el público. Los Speakers ciertamente rompieron con todas estas expectativas y decidieron respetar lo que en principio sentían que era el camino que debían seguir. Es así como tomaron la fundamental decisión, la de producir de forma independiente su nuevo álbum, nada más acertado o quizás desafortunado ante ojos timoratos ya que evidentemente sea cual fuere el resultado de la grabación, la distribución del Lp siempre iba a tener una mayor limitación y menor alcance.
El ímpetu creativo puede más que las expectativas realistas, este grupo de jóvenes sentía muchas ansias por dar un gran paso hacia adelante, y no era para menos, Sudamérica tenía mucho por aportar al mundo musical, y este primer paso, el de romper con ciertas directrices como la de cantar en inglés, tenían que ser asumidas con convicción y con esperanza. Esperanza de que algún día la música elaborada con tanto cariño, llegue al corazón de algún joven y así sembrar la semilla de la libertad. Un hecho que, según mi perspectiva, es el concepto central de este álbum.
El contexto musical dentro del
cual se encontraba la banda era muy interesante, otras bandas colombianas como Los
Flippers o Los Yetis se encontraban también siguiendo tendencias nuevas, pero
aún recurriendo en muchos casos a los covers, y a combinar el cantar en español
con el inglés. Por lo tanto a nivel de Sudamérica, al momento de gestar este nuevo
álbum, Los Speakers estaban a la vanguardia. Quizás en Brasil se pueden
encontrar ejemplos contemporáneos de experimentación psicodélica, también en
Argentina, principalmente en las grabaciones más vanguardistas del naciente
sello Mandioca. Pero en esencia lo que Los Speakers estaban a punto de grabar, estaba
un paso por delante con respecto a muchas de estas bandas o producciones. Os
Mutantes de Brasil habían logrado un contrato con Polydor para la grabación de
su álbum debut, mientras que Los Speakers colombianos fueron rechazados por
todas las disqueras importantes de su país, a nadie le interesaba producir aquella
delirante música que este grupo de soñadores tenían en mente.
El 1968, la banda se encontraba
compuesta por el colombiano Humberto Monroy en el bajo, el italo-colombiano Roberto
Fiorilli en la batería y el multiinstrumentista español Rodrigo García. Entonces,
luego de ser rechazados por las disqueras, deciden encarar el álbum de forma
independiente, por lo cual crean su propio sello, denominado Producciones Kris.
El siguiente paso era encontrar un estudio de grabación, es así como contactan
con Manuel Drezner, dueño de los Estudios Ingesón, quien aceptó prestarles el
estudio para la grabación del álbum bajo una interesante condición que los
mismos músicos le habían propuesto: el álbum de la banda incluiría una curiosa
publicidad que aludiera al estudio, es así como la obra resultante se habría de
llamar En El Maravilloso Mundo de Ingesón.
Una vez contento el dueño del
estudio con la publicidad que habría de obtener, Los Speakers empiezan en Junio
de 1968 a grabar un verdadero hito, un álbum que probablemente significó un
punto de ruptura dentro de la escena musical colombiana, o si esto es demasiado
romántico, al menos podemos considerar que este álbum debió de significar la ruptura y apertura de nuevos caminos, ya sea para los seguidores de la banda o para los hippies curiosos que se atrevieron a escuchar el álbum.
Sería inoportuno decir pues, que En
El Maravilloso Mundo de Ingesón, significó un clásico instantáneo en la escena
de rock psicodélico Sudamericano, por supuesto que no. Hay evidencia de que un
año después, en 1969, Polydor publicó el álbum en México, lo cual es realmente extraño, pero muy
probablemente dicha tirada tuvo una escasa repercusión. Tampoco tengo conocimiento de cuantas
copias logró vender la banda, pero dada la hermosa presentación del Lp, que
venía con un libreto y una falsa píldora de ácido (que era en realidad goma de
mascar), dudo mucho que la gente pudiera resistirte a no comprar el álbum, al
menos los más aventureros debieron de estar muy atraídos por este Lp al momento
de su publicación.
Retornado al tema ligado a la
grabación del álbum, es evidente que los Estudios Ingesón eran el lugar ideal
para desarrollar con gran libertad todas las lisérgicas ideas que tenía en
mente la banda. El solo hecho de que en pleno 1968 tuvieran a disposición una
grabadora de varios canales ya le suma mucho a la producción y al sonido ya que
en muchos casos la precariedad en la que aún estaban muchos estudios en
aquellos años no propiciaban el mejor ambiente para la grabación de este tipo
de propuestas decididamente vanguardistas.
Musicalmente el álbum transita
por distintos estadios, pero siempre me resultó curioso el hecho de que el álbum
abriera con el sonido de un tipo caminando de lo más tranquilo y que de repente
sea aparentemente arrollado por un tren a toda velocidad. ¿Qué quisieron denotar
con esto?, quizás el tipo que camina despreocupado es la sociedad retraída,
conservadora, inerte, mientras que el tren que lo termina arroyando es la nueva
generación, que con mucho ímpetu y ganas de cambio, empiezan a colocar hitos que
en muchos casos romperán con el orden gris y pusilánime conservado hasta ese
momento.
En ese sentido uno de los puntos altos
de este álbum es la canción Oda A La Gente Mediocre, cantada y compuesta
por el baterista Roberto Fiorilli, la letra refleja perfectamente el
concepto y búsqueda del álbum:
¿No es acaso esta letra el fiel
reflejo de una época?, donde las inquietudes espirituales se hacían patentes en
la juventud, quizás se visualizaban muchas utopías, si, pero nadie puede negar que
detrás de toda esa intención de ruptura y libertad yace una semilla que siempre
asomará ante el hastío y necedad de una vida rutinaria, que convierte y reduce la
vida humana en simples números y documentos de identificación, que nacen,
crecen, se reproducen y mueren sin mayor trascendencia.
¿Pero de que clase de trascendencia
estamos hablando?, pues tan solo me remito a aquella necesidad prístina de
querer dejar algo en favor de la sociedad, por más minúsculo que sea. No consagrar
la vida únicamente al ego, sino, intentar al menos ayudar o contribuir en
mejorar la cotidianidad humana, por ejemplo, la música recomendada y reseñada
en este blog, le sirve a muchas personas, quizás para hacer catarsis o simplemente
para hacer más manejable su rutina, es así como el arte puede contribuir en
alegrar nuestros días, por más monótonos que estos nos resulten, en algún
punto, la música siempre estará, y Los Speakers sabían esto perfectamente. En
la canción Reflejos De La Olla, compuesta por Rodrigo García, la letra nos
dice:
En 1968 la hostilidad en las calles
era patente, hoy en día damos todo por sentado, andar desalineado por la calle
no era una cuestión irrelevante como lo es hoy, no obstante aún hoy y siempre, persistirá
el hecho de tirar la piedra y esconder la mano, de increpar ética y moral cuando en
realidad bajo las cuatro paredes de casa, se es todo lo contrario a lo que se
predica. Y si, Los Speakers comprendían contra quienes se enfrentaban, contra
esa mentalidad arcaica de posguerra que poco a poco iba haciendo pedazos muchas
vidas mediante la prédica consumista:
En este punto la canción Historia
de un loto que floreció en otoño, compuesta por Fiorilli, parece ser una
metáfora al surgimiento de una nueva generación: la contracultura floreciente
representada en una flor de loto. Pero en lugar de un típico final idílico, la
letra refleja de forma muy inteligente la inevitable retracción a la que llega todo
fenómeno cultural, hecho que se vislumbraría muchos años después con la disolución
o mutación de la contracultura en otras manifestaciones de diversa índole:
Volviendo al análisis musical,
este álbum presenta detalles muy interesantes, por ejemplo la utilización por
parte de Roberto Fiorili de unos bongoes “árabes” en la canción Oda A La Gente
Mediocre, así como el sonido de las guitarras eléctricas ejecutadas por Rodrigo
García, que se distinguen e interactúan entre si de forma parcialmente caótica y
experimental, creando un ambiente sumamente psicodélico, emulando en cierta
medida sonidos de la música de oriente medio. La canción titulada Un Sueño
Mágico, compuesta y cantada por Humberto Monroy, es otra de las incursiones
abiertamente psicodélicas del álbum, el sonido lisérgico de las guitarras más el
efecto de la voz te sumergen en un breve viaje psicodélico hacia el centro del
alma.
Detalles experimentales se pueden
percibir en todo el álbum, evidentemente la banda utilizó el estudio como un
instrumento musical más, lo cual le añade mucho más carácter y originalidad a
esta hermosa obra. Pero, en lugar de terminar el álbum sonoramente en la cima, Los
Speakers, deciden volver a pisar tierra y dejarnos un mensaje que siempre
estará vigente. La canción Psalmo Siglo XX, era de la destrucción, compuesta
por Fiorilli, relata el circulo vicioso en el que inevitablemente la humanidad siempre
estará y del que probablemente nunca saldremos, ese círculo donde la política
se diluye en violencia, amenazas de guerra, paranoias y mucha egomanía mesiánica:
En síntesis y a modo de conclusión de la presente reseña, puedo afirmar con gran seguridad que el álbum En El Maravilloso Mundo de Ingesón es uno de los mejores de la década de los 60s en Sudamérica, una obra que a nivel de originalidad y vanguardia está a la par de los grandes álbumes de esa década, ya sea en Argentina o Brasil. Por otra parte, espiritualmente hablando, esta obra es el fiel reflejo de una generación juvenil que vio la gran oportunidad de romper con los acomplejamientos transmitidos por sus padres, no con un afán pirómano, sino con una perspectiva constructiva. Hubo mucho caos, por supuesto, eso no se puede negar, pero las drogas presentes o no, fueron solo un elemento más y no se puede pretender caricaturizar a toda una generación como un “acontecimiento tribal absurdo que puso las drogas de moda”.
Por supuesto que definiciones reduccionistas como la mencionada anteriormente son simples maquinaciones que pretenden desacreditar propuestas artísticas que le hablaban directamente al oyente, a un oyente que veía cómo el mundo recobrada sus colores luego de tanta pólvora y muerte en el ambiente. Lamentablemente hoy en día la influencia de la contracultura en la juventud masiva es casi inexistente, hoy en día las nuevas tendencias juveniles más mainstream abrazan con furor el consumismo y el hedonismo como filosofía de vida. No obstante, frente a un contexto tan totalizador como este, álbumes como el que reseñamos en este post, no hacen más que recordarnos que aquellos caminos depresivos hacia la acumulación pueden ser burlados mientras mantengamos firme la intención de seguir alimentando el alma con música, con arte.
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