12 feb 2021

Hal Blaine - Psychedelic Percussion (1967)

La era psicodélica marcó tendencia de tal forma que los músicos contemporáneos que transitaron por esos años de contracultura no pudieron ser ajenos a la tendencia y, medio por conveniencia económica como también podrá ser por interés, se sumaron a la oleada multicolor y propusieron en su discografía algún que otro disco en los que aparecían portadas coloridas y que contenían sonidos experimentales y lisérgicos, sumándose a esa tendencia de volverse volátil, delirante, experimental, improvisado, freak-out, etc.

Hal Blaine haría lo suyo en esos años con este trabajo que se sale de lo común de su sonido más convencional y resalta de entre su discografía. Aunque es verdad que venía haciendo rock & roll típico del momento, para ‘’Psychedelic Percussion’’, de 1967, se vuelca decididamente y sin rodeos hacia la creación de una música experimental y exploratorio que proponía fusiones con sonidos diversos, manifestándose siempre dentro de ese estilo ‘’psicodélico’’ que tanto proclama el nombre del disco.

Esta ‘’Percusión Psicodélica’’ le hace honor a su nombre con un sonido especializado en percusión y psicodélia, con un ejecutante de lujo como Hal Blaine quien grabó la batería, gong, xilófono, órgano, bongos, congas y timbales, todo un repertorio instrumental muy amplio que queda reflejado en el sonido del trabajo que se erige en base de diversas habilidades y motivos que parten esencialmente de la percusión y que se construyen en base a ella; Blaine hace uso de sus buenas habilidades percusivas y las desparrama por todo el trabajo, siendo un sonido único en su tipo, con la unión del mundo de la percusión con el mundo psicodélico.

La psicodelia reversionada por Blaine se refleja en una música netamente instrumental, con predominio de la percusión (especialmente por parte de su batería a la que usa con una versatilidad asombrosa), estilo volcado en doce piezas, una por cada mes del año, en la que es posible sumergirse en ambientes delirantes, trip sonoros típicos de la época, repletos de misterios, exotismos sonoros, momentos más que experimentales y delirantes, apareciendo entre ellos además otro condimento que se agrega a la formula y que es uno muy particular para la época y el estilo, y es la electrónica. Esos ambientes de delirio se acrecientan en su embriaguez lisérgica debido a las diversas aplicaciones electrónicas que realzan el caos y lo elevan a niveles muy particulares.

Habiendo encarado un proyecto creativo con amplia libertad en la dirección creativa, Blaine toma mucho de lo de su época en cuanto a la extroversión y experimentación de la juventud del momento, concibiendo un sonido que se emparenta profundamente con la lisérgia, planteando doce piezas instrumentales y experimentales que muchas veces alcanzan momentos de ensueño sonoro, con ambientes delirantes y lisérgia por doquier. Las piezas no duran muchos más que dos minutos cada una pero ya es suficiente para viajar con una música exótica y lisergica.

Varias aristas se cruzan en este sonido: percusión especializada, psicodelia, exótica de los 50, electrónica, rock, y estilo de biblioteca con una forma de creación que se rehúsa a hacer caso a cualquier limitación de los productores para volverse hacia el creacionismo total, una búsqueda que trasciende lo hecho hasta entonces por al autor para volcarse hacia sonidos de experimentación y fusión. En trabajo contó además con la participación de Emil Richards y Gary Coleman en percusión, además de Mike Lang en teclado, órgano y piano, y Paul Beaver en efectos electrónicos.

Hal Blaine  fue el baterista de sesión de grabación más ocupado en Los Ángeles en las décadas de 1960 y 1970, tocando la batería en, según su recuento, decenas de miles de grabaciones, desde las producciones de Wall of Sound de Phil Spector  hasta las  producciones de  Brian Wilson de los Beach Boys , e incluyendo a la mayoría de los artistas de pop/rock en Los Ángeles en los años 60, así como a notables como  Elvis Presley  y Frank Sinatra . Blaine  publicó un libro de sus recuerdos, Hal Blaine and the Wrecking Crew, en 1990. 

Blaine tocó la bacteria en numerosas grabaciones de artistas como Nancy Sinatra, Jan and Dean, Elvis Presley, John Denver, The Ronettes, Simon & Garfunkel, The Carpenters, The Beach Boys, The Grass Roots, The 5th Dimension, The Monkees, The Partridge Family o Steely Dan. Participó en la grabación de 40 números uno y de al menos 150 éxitos top ten. Es considerado como el más prolífico batería de la historia del rock, participando en más de 35 000 grabaciones discográficas.

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