He aquí otra entrega de la selección de discos relacionados a la Misa Católica y qué mejor manera que continuar con este pequeño especial que con la gran ‘’Misa Criolla’’ del compositor argentino Ariel Ramírez, una obra fundamental para el folklore argentino que trascendió el país para volverse universal en el mundo, siendo traducida y reinterpretada por sin fin de artistas a lo largo de muchos países en el mundo. Es la séptima entrega de la selección de álbumes conceptualizados como misas católicas:
La génesis de la obra tuvo origen en una idea que Ariel Ramírez tuvo volviendo de Inglaterra a la Argentina, una idea que según él no fue originalmente la de una misa sino la de hacer una música religiosa que, según sus palabras, ‘’honrara la vida, que involucrara a las personas más allá de sus creencias, de su raza, de su color u origen’’. En realidad Ramírez había pasado algunos años en Europa, tras haber ido a estudiar música, estudió tradiciones folclóricas en la Academia de Viena y en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Luego de algunos años terminó en Holanda, donde fue recomendado a vivir en un convento en Würzburg, una pequeña localidad a unos 100 kilómetros de Franckfurt.
Allí convivió un tiempo con las hermanas Elizabeth y Regina Brückner, y fueron ellas quienes le contaron la terrible historia que había albergado el convento hacía tan solo cinco años antes de su estadía. Eso que se veía como un lugar encantador y mágico, hasta hacia poco tiempo antes había habido no más que escombros, y lo que era el convento había sido parte de un campo de concentración nazi. En palabras del autor: "Estas monjitas me contaron que ellas sintieron piedad por los hombres que estaban detenidos. Se apiadaron, y todas las sobras de comida del convento, una noche las metieron en unas bolsas, y poniendo en riesgo su vida -porque era la horca o ayudar a un judío- escarbaron al lado de la alambrada y la pusieron allí. Fue la primera noche, y al día siguiente el paquete no estaba; al siguiente lo volvieron a hacer, y así siguieron durante un año y medio. Ayudando, no sabían ellas a quién. Pero esa pobre gente que estaba esperando la muerte en cualquier momento, las miraban, y esos ojos eran de agradecimiento".
Palabra de Ariel Ramírez: "Un día de 1954, tal vez del mes de mayo, estando en Liverpool, no puede resistir la tentación de subir a un barco, el Highland Chefstein, que iba a Buenos Aires donde me esperaban mi hija Laura, de cinco años y mis viejos, que superaban los setenta. Me había convencido que en dos meses regresaría al lugar donde ya había decidido afincarme para siempre. Pero el destino me reservaba otro rumbo. En aquel barco que atravesaba el Atlántico hacia el sur, empecé a rememorar el relato de las hermanitas Brückner y a pensar en toda la solidaridad humana, todo el amor que había recibido, de parte de gente extranjera con la que apenas podíamos comunicarnos por el desconocimiento mutuo de nuestras lenguas. Me conmovía pensar en que todo lo que recibí fue exclusivamente por amor a mi música y a mi persona, hasta que comprendí que sólo podía agradecerles escribiendo en su homenaje una obra religiosa."
Ariel Ramírez se propuso componer la misa cantada sobre formas musicales puramente folklóricas con estilos argentinos, recibiendo el apoyo y el asesoramiento del sacerdote Osvaldo Catena, asesor de la liturgia para América Latina, del sacerdote Jesús Gabriel Segade, director de la cantoría de la Basílica del Socorro, y del sacerdote Alejandro Mayol, uno de los más entusiastas promotores de la idea, tres sacerdotes quienes también se encargaron de traducir y adaptar los textos litúrgicos a las formas de la canción de la Misa Criolla.
La obra fue gestada desde hacía varios años y terminó de ser compuesta y grabada en 1964, y lanzada como álbum la navidad de ese mismo año. La grabación se realizó en los estudios de grabación Odeón para el sello Philips, durante los meses de octubre y noviembre de 1964, con arreglos corales del Padre Segade, presencia coral solista del grupo folklórico Los Fronterizos (Eduardo Madeo, Gerardo López, Julio César Isella y Juan Carlos Moreno) y presencia coral del coro de la Cantoría De La Basílica Del Socorro, además de Jaime Torres en charango, Chango Farías Gómez en percusión, Raúl Barboza en acordeón, Luis Amaya, Juancito El Peregrino y José Medina en guitarra, Domingo Cura en bombo y timbales, Alfredo Remus en contrabajo, además del propio Ariel Ramírez en clavecín y dirección general.
El trabajo de la Misa Criolla está dividido en dos partes. La primera de ellas representa la ‘’Misa Criolla’’, con forma de misa católica tradicional, conformada por las cinco partes tradicionales del culto católico adaptadas a la música folklórica tradicional argentina: el Kyrie adoptó una forma de vidala/baguala; el Gloria de carnavalito; el Credo, de chacarera trunca, el Sanctus, de carnaval cochabambino, y el Agnus Dei, un estilo pampeano. Ya para la segunda parte del disco aparecen seis composiciones más que forman la parte del trabajo denominado como ‘’Navidad Nuestra’’, composición original de Ariel Ramírez y con letra de Félix Luna, parte segunda integrada por: La Anunciación con ritmo de chamamé, La Peregrinacion con ritmo de huella pampeana, El Nacimiento con forma de vidala catamarqueña, Los Pastores con ritmo de chaya riojana, Lo Reyes con ritmo de taquirari (ritmo boliviano), y La Huida como vidala tucumana.
Esta obra tiene una profundidad llamativa a la primera escucha, tomando de una variedad de tonos y estilos musicales argentinos su diversidad compositiva, conformándose como una obra fundamental para la música popular argentina, y configurándose en un sonido que conmueve, que toma de la liturgia momentos del profundo sentir religioso y los vuelca a la perfección; la instrumentación y coro no se quedan atrás, el coro es totalmente conmovedor, angelical, y los arreglos instrumentales justos, concisos y directos.
Estas son unas palabras que vienen en la reedición y remasterización del cd original de 1994: ‘’Navidad Nuestra ofrece, en una selección que armoniza todas las tonadas de esta tierra, el misterio de la encarnación al modo nuestro. Al modo tierno y sencillo en que lo suelen cantar, bajo cielos diferentes, aquellos que creen en el mensaje de un dios que bajó al mundo para traer paz a los hombres de buena voluntad. Tal, la Misa Criolla y la Navidad Nuestra. Este disco hay reunido la vocación creadora y la emoción interpretativa de muchos hombres y mujeres que han dado testimonio de la perenne vigencia con que se vivifica un misterio de amor, al que se puede cantar con voces propias, vernáculas, porque su dimensión no admite fronteras. Un misterio de amor que puede expresarse también, con dignidad y hermosura en palabras y melodías que trasmiten el caliente sabor de nuestra tierra americana.’’
La Misa Criolla es una obra que tiene esa capacidad extraña de traspasar los límites de las tendencias, opiniones o creencias personales, ya que ante la belleza y el fulgor de la obra, el sentir místico, la fuerza de las composiciones y la intensidad de la interpretación de la grabación original, uno puede darse el permiso de dejar las opiniones religiosas de lado y poder disfrutar así de la música que realmente merece ser escuchada, y así sentir un poco de eso que tanto se le destaca a la obra. En realidad con esta obra supuestamente se pretendió, más allá del sentir religioso, buscar u ofrecer una suerte de llamado de paz ante la violencia masificada, en realidad la no violencia o la paz son cosas que deben buscarse profundamente y no pueden ser generadas por un disco o una música, sea cual fuere, pero en lo estrictamente musical y artístico, esta obra es capaz de conmover a quien sea.
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