domingo, 20 de julio de 2025

Tefol: La férrea búsqueda de una musicalidad catártica, critica y espiritual

Créditos: @m.i.s.c.e.l.a.n.e.a

En la vida existen caminos que se enlazan de forma natural, donde determinadas circunstancias, externas o internas, derivan en la unión creativa de dos o más seres vivos con la única finalidad de emplear la música como un elemento en el cual redimirse y expresarse frente a un entorno agobiante, transmitiendo inquietudes terrenales o espirituales, manifiestas o imperceptibles.

Es así como surgió Tefol, una banda peruana de la ciudad del Cusco, conformada por dos hermanos: Sebastián y Juan Pablo Villafuerte Ochoa. La música siempre estuvo a su lado; desde pequeños, fueron cultivando un inquebrantable amor por sus respectivos instrumentos. Sebastián Villafuerte, hermano mayor de Juan Pablo, es un eximio guitarrista, quien siempre mantiene firme su convicción y pasión por el rock y el blues.
Y aunque Juan Pablo —actualmente un talentoso pianista— siempre quiso estudiar guitarra al igual que su hermano mayor, el piano se convirtió, con el paso del tiempo, en una auténtica herramienta entrañable y cósmica.
Acompañaron a la banda en las grabaciones de sus dos álbumes los músicos Jayro Antonio Zavala, en el bajo, y Kevin Orson Corazao, en la batería.

Dentro de la historia de Tefol debe mencionarse la influencia de una persona que ya no está entre nosotros: una especie de guía espiritual que acompaña a la banda desde alguna lejana dimensión celestial y psicodélica.
Un ser que vivió en primera persona la contracultura de la década de los 70 en los Estados Unidos, y quien tuvo la dicha de ver en vivo a muchas de las bandas más influyentes de aquel movimiento.
Esa persona, fanática de bandas como Grateful Dead, The Doors, Jimi Hendrix, Bob Dylan, entre otros, se llamó Juan Carlos Villafuerte, tío de Sebastián y Juan Pablo.
Sirva, pues, también este artículo como homenaje a este espíritu libre, quien, aun con todos los padecimientos que tuvo, supo sonreírle a los astros y viajar en una alfombra mágica sobre todos los escombros de una sociedad que, a día de hoy, sigue castigando lo diferente.


¿Qué significa Tefol?
En palabras de Sebastián, Tefol viene de Tefal, la marca de las cacerolas de su abuela. Y, dado el gusto de Sebas por bandas como Manal —cuyo nombre termina en L—, decidieron adoptar la palabra Tefal, pero cambiando la A por la O. Es así como quedó el nombre de Tefol.
A nivel de instrumentos, Sebastián es un guitarrista que se caracteriza más por trabajar un sonido distintivo que por la utilización de timbres: una Fender Stratocaster y un amplificador Princeton Reverb son suficientes para ejecutar con absoluta maestría cada una de sus canciones, con la única excepción de un fuzz tuneado por un fabricador artesanal que Sebas emplea en algunas secciones.
Por su parte, Juan Pablo no solo emplea el sonido del piano clásico, sino que también explora el del Clavinet y de órganos como el Hammond, Farfisa, Vox Continental, entre otros.

Un trabajo de cocción lenta, paciente, obstinada y con ingredientes de gran calidad: así se podría definir la gesta del primer álbum de Tefol, titulado de forma homónima.
Esta obra, publicada en 2024, es una inmersión absoluta en un mundo donde los relojes dejan de funcionar; una cabaña alejada de todas las pretensiones populares actuales, una pequeña y acogedora habitación de madera en algún lejano bosque.
Allí, dos hermanos —entre discos de vinilo de Buddy Guy, Hendrix, Dylan, Pappo, Lee Lewis, Allman Brothers, Yes, Who, Crimson, Spinetta, etc.— se juntan a crear, bajo el calor de una antigua estufa. Una guitarra y un piano van hilvanando futuras canciones con el corazón en la mano, los ojos en las constelaciones y los pies sobre la tierra.

El cráneo incluido dentro del arte de portada fue elaborado por Aarón Dueñas Chillitupa, mientras que el arte de portada como tal fue obra de Fernando Alejo Chávez, bajo la dirección de los hermanos Sebastián y Juan Pablo.
Asimismo, cada canción de este primer álbum cuenta una hermosa animación en video (visualizer) en el canal de YouTube de la banda.

Créditos: Fernando Alejo Chávez

Centrándonos en el arte de portada, se puede observar la presencia de un cráneo cubierto por una vegetación florida: un extraño lugar que sirve de refugio para ambos hermanos, quienes observan misteriosamente el exterior.
Alrededor yace el caos de un entorno descolorido y furibundo, pero se logra distinguir a dos personajes etéreos que parecen surcar la vorágine; cual maestros de otra dimensión, dejan semillas que seguirán floreciendo y revitalizando el cráneo central.
En un rincón, un perchero sostiene la ropa del personaje que recorrerá cada canción del álbum, un personaje que parece emerger de las tinieblas mentales, de un pasado tormentoso y autodestructivo. Y es que el cráneo es precisamente el rostro del personaje central del álbum: un ser que está decidido a redimir sus heridas, empleando su arma más valiosa: la música.
Porque el mejor antídoto, el más bello elixir, siempre será aquella canción que desenmaraña la mente y abre las puertas del alma.

El Tren, canción que abre el primer álbum de Tefol, es un poderoso blues rock con derivaciones psicodélicas. Guitarra y teclados se ensamblan con gran contundencia y feeling para acompañar una letra que habla, de forma metafórica, sobre las radicalizaciones políticas que inundan de odio a aquellas personas que deciden convertirse en paladines de la pseudo libertad.
Un tren que no va hacia ningún lugar, pero que, en su afán incendiario, siembra prisiones a su paso, condenándonos a la autocensura y la paranoia.
Rompamos entonces las cadenas impuestas y cantemos:

Fuego con miel
mezcla de mi alma
que abre las puertas del ser…

Le sigue Saber, una hermosa canción de folk rock con toques country. Fue compuesta por Juan Pablo cuando tenía catorce años. La letra denota el nacimiento de un espíritu contestatario y disconforme con su entorno:

Si supieran lo que es vivir
arrodillado para servir
entonces entenderían lo que no quiero ser…

Créditos: @m.i.s.c.e.l.a.n.e.a

El álbum continúa con Diciembre, un rock / blues rock hilvanado de forma brillante por los teclados y la guitarra, con una letra contundente que retrata perfectamente el agobio de las presiones que el contexto ejerce sobre uno: el dilema entre el camino que se quisiera elegir y la agenda que buscan imponerte, las exigencias constantes de un entorno que solo quiere algo de ti, sin importarles tu integridad ni tu salud física y mental:

Mirando y mirando
sin poderte ver
Los muchachos y el resto quiere más
mucho más de lo que puedo dar…

Le sucede la canción titulada Agujero Negro. Se trata de un magnífico country rock psicodélico cuya letra es una férrea crítica contra quienes siguen ciegamente a los nuevos mesías y outsiders que profesan pan, circo y vino. La mortal displicencia que hunde a la gente en el entretenimiento barato, una poderosa anestesia que inocula ingentes cantidades de cobardía y pereza, volviéndolos incapaces de distinguir a su verdugo, quien se vestirá de oveja para así embaucar fácilmente a su presa:

Siempre te atoraste pretendiendo ser un hombre libre
rezando a héroes falsos
criticando a los demás…

Prosigue El Brote, una de las canciones más espirituales del álbum. Se trata de un folk rock blusero, coloreado por hermosos teclados y órganos, así como por un solo de guitarra magistral y emotivo. La letra nos recuerda que el objetivo nunca será la búsqueda de aceptación a cualquier precio, pues la necesidad de reconocimiento no debe perseguirse traicionándote a ti mismo.
Planteémoslo de esta manera: una canción es como una solitaria pluma de ave surcando el viento; a veces, la pluma se cruza en tu camino y cae lentamente en la palma de tu mano. Es entonces cuando la música anida en un corazón que busca vitalidad en la simpleza de la vida, lejos de los reflectores de un gran sistema que solo siembra discordia y mezquindad entre la gente:

Cuando el rey cambie el orden
volver sea viento y monte
este juego es algo más que tan sólo alegrar
no se trata de lanzar tus penas sin andar…


Continúa la canción titulada Corona-Boogie, un huayno (género musical tradicional andino) fusionado con rock and roll y boogie: una mezcla extraña, cautivadora e interesante que rinde homenaje a la música tradicional que los hermanos Sebastián y Juan Pablo aprendieron en la escuela de música Qantu, lugar donde estudiaron sus respectivos instrumentos. La letra aborda el caos que tomó por asalto nuestra salud mental durante la pandemia del coronavirus, así como los conflictos y protestas que inundaron las primeras planas y los noticieros:

Y mientras nuestras cabezas marchitaban
tontos hablaron, tontos gritaron
quemando un mundo para un mejor futuro
fue la excusa que usaron
pacifistas metiendo ladrillazos
los hipócritas bailaron…

Le sigue la canción Lucecita, uno de los puntos más altos del álbum. Se trata de un hermoso rock funky que incluye un saxofón a cargo del músico invitado Manuel Callo Chávez. Los espléndidos teclados, ejecutados con mucho swing, encumbran la canción; asimismo, las intervenciones de la guitarra, con ese sonido entre blusero y funky, son sin lugar a dudas un deleite auditivo. La letra aborda ese sentimiento de empatía frente a un ser querido que está atravesando circunstancias difíciles, algo muy humano y simple:

¡Para! está sufriendo, ¿no ves?
la están ahogando
Escapa de allí
lleva tu mente lejos y nútrela con luz…

Cierra el primer álbum de Tefol la canción titulada Nebulosa Color Pastel, un tema de rock progresivo con tintes psicodélicos y de latin rock. Una vez más, la versatilidad, el sentimiento y la precisión de los teclados, así como los magníficos solos de guitarra con espíritu blues-rockero, otorgan a esta pieza un carácter dinámico y profundamente auténtico. Cada pasaje está interpretado con notable maestría, sintetizando de forma magistral la calidad compositiva de la banda. La letra aborda la inmersión del ser humano en las cumbres y abismos de su existencia, en los claroscuros vitales, esos viajes introspectivos que conducen por los parajes más oscuros y dolorosos del alma hasta arribar, finalmente, a un lugar prístino y liberador:

Para un poco y ven acá
donde nadie piensa en clavarte el puñal
si te siguen
no los dejes entrar...


Al final de esta travesía de ocho canciones, el personaje central del álbum logra liberarse de la máscara en forma de cráneo, pues ha llegado su siguiente batalla: una en la que deberá emplear su esencia como vela de una embarcación dispuesta a surcar los mares del tempo y la visceralidad. Es así como arribamos al segundo álbum de Tefol, publicado en 2025, una obra gestada bajo una férrea convicción por la musicalidad y un profundo amor por la energía y contundencia del rock.

El arte de portada, elaborado por @m.i.s.c.e.l.a.n.e.a bajo la dirección de Sebastián y Juan Pablo, parte del concepto de los sentimientos, emociones y estados mentales predominantes en las canciones del álbum, agrupados en cuatro colores: el color rojo representa la ira, presente en canciones como Heavy, Alemana y Chacarock; el color verde simboliza la melancolía y la nostalgia en temas como Claviman, Botellita De Uranio y Creativitis Autoinmune; el color azul encarna el espíritu reflexivo y la introspección en canciones como Soul Sebas, El Bosque y El Ave Y El Tonto Delirante; y, por último, el color blanco representa la conjunción y síntesis de todo lo anterior, cristalizado en la canción Las Rejas, que da cierre al álbum.

Esta gama cromática de colores, perfectamente representada en la portada, podría simbolizar el aura del alma. Y es que, ¿no somos acaso la suma de luces y sombras, de aciertos y desencantos, de encumbradas alegrías y profundos pesares? Todos estos matices que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas deben ser recorridos, mas no evitados, porque el encanto de vivir reside precisamente en lo tangible y lo invisible de un camino vital que nunca será predecible ni lineal.

Créditos: @m.i.s.c.e.l.a.n.e.a

Abre el álbum el sensacional Soul Sebas, que, como su nombre lo indica, se trata de un soul acompañado con dosis de blues, psicodelia y rock progresivo. Musicalmente, esta canción presenta una guitarra magistralmente sensitiva, con una gran dinámica entre sutileza y fuerza. El teclado, por su parte, brinda un acompañamiento grandioso, marcando determinadas derivaciones psicodélicas y progresivas que le otorgan un encanto particular a la canción. La letra aborda los desencuentros internos que uno tiene consigo mismo, así como también los conflictos en las relaciones interpersonales:

Tu mente va
sin compasión a morder
estás quebrada y ya no sabes qué hacer
Alcanfor, los golpes sanan de pie
sin saber, la propiedad que posees…

Le sigue Claviman, en una transición casi cinematográfica muy bien lograda, con unos vientos modificados y/o distorsionados que dan paso a la aparición del glorioso Clavinet, ejecutado de forma enérgica y cadenciosa por Juan Pablo. La canción viene a ser una extraña pero efectiva mezcla de gypsy jazz, blues rock y pinceladas progresivas. La letra habla sobre un episodio nostálgico mientras se transitan aquellos lugares, materiales o inmateriales, que evocan recuerdos gratos y dolorosos:

Luna roja, ciudad muerta
me escondo en la terminal oxidada
un largo tramo por recorrer, esperando verla otra vez
tal vez mañana, el peso de mis hombros se caiga…

El álbum prosigue con El Bosque, una preciosa canción de folk rock cuya letra aborda, de forma metafórica, ese remanso espiritual donde encontramos paz, lejos de las represiones internas que nos encadenan al despiadado asfalto:

La verdad del bosque me sostiene sin dolor
al volver mis sueños están intactos
ya sin lesión…


Continúa la canción titulada Heavy, un enérgico blues rock psicodélico donde la banda saca a relucir su espíritu entrañablemente rockero. No te dan ni un solo segundo de respiro: la guitarra ocupa el ambiente con riffs cavernosos, mientras el sonido enrabietado de los teclados y los solos bluseros son sencillamente exquisitos. Sin lugar a dudas, el feeling y groove de esta canción la colocan como una de las mejores del álbum. La letra aborda de forma directa la ira, frustración y desencanto que un artista padece en una ciudad donde la mediocridad y el conformismo son constantemente ponderados y premiados:

Llega a la pradera, caminando
sin tardar, ponte el collar
que lo inefable está en un bend con tripa y alma
Alérgico, es el suelo de la calle
con aroma a petricor…

Prosigue la canción Botellita De Uranio, se trata de un bellísimo rock psicodélico, bastante melódico, con ciertos atisbos progresivos. La armonía del piano está inspirada en una zamba argentina y está magistralmente arropada por silbidos oníricos, poderosas guitarras bluseras y una letra muy emotiva que refleja aquellas noches solitarias de contemplación lunar, donde añoramos que nuestro ser encuentre alguna isla donde anidar, una isla donde podamos hallar el esquivo cofre de la vital simpleza:

Así que si alguien me encuentra
estaré flotando en el mar
como el humo que revoloteó
Con gracia y viveza antes de desaparecer
en un parpadeo me empecé a desvanecer…

Le sucede la canción titulada Alemana, se trata de un sensacional blues rock monolítico con arrebatos progresivos, donde Sebastián nos demuestra una vez más todo el poderío de su guitarra encendida en llamas. Y es que el fuego que emite al tocar es sencillamente alquimia musical. La deriva progresiva de la canción, donde instrumentos y voces crean un ambiente casi teatral, es un claro homenaje a Stravinski, Frank Zappa y Gentle Giant. La letra aborda los encasillamientos ideológicos que aprisionan a determinadas personas, quienes se sienten en la potestad de imponer sus ideas a los demás, siendo evidente su intolerancia ante perspectivas diferentes y la inevitable deriva en la violencia como medio para implantar lo que se cree verídico e incontestable:

Y me quieren matar en la charla del bar, siempre ensucian la vereda
la vereda que brilla sin ladrar
No falta mucho más, para que el mundo mortal
se arrepienta de toda su jaqueca
la jaqueca del hombre cerebral…


Le sigue la canción titulada El Ave Y El Tonto Delirante, se trata de un excepcional folk rock sutilmente psicodélico, una auténtica joya musical que es capaz de conmover los resquicios más profundos del alma. Y es que quienes hemos padecido inclementes tormentas en el pasado conocemos perfectamente esa sensación crepuscular que embarga el alma, una sensación que por momentos conmociona, pero que en esencia son solo, quizás, los colores que nuestro espíritu libera y que viajan por el viento hacia el corazón de la naturaleza:

Extraña, extravagante
tierna, brillante
ave no te dejes atar
pero no olvides esos escasos y buenos momentos que en el vacío flotarán
Porque aunque sea bueno avanzar
es bello de vez en cuando mirar atrás
por más que desprecies el ayer de tu vieja vida
toda completa es como vale en realidad
Y por más lejos que te vayas de este lugar
el viejo cerro y esos recuerdos te encontrarán…

Continúa la canción titulada Creativitis Autoinmune, se trata de un rock con pinceladas psicodélicas que presenta agradables y melódicos coros, así como arreglos en los teclados que crean un clima sutilmente etéreo. Las guitarras, por su parte, le añaden cuerpo y vehemencia al ambiente. Sin duda, una canción hermosa cuya letra aborda esa sensación momentánea de desolación y extravío frente a determinadas luchas internas que se vienen librando. Y es que la melancolía es un sentimiento que merece ser transitado, como si se tratase de beber una taza de café puro cuyo sabor nos resulta amargo, algo ácido o terroso. Como ya lo mencionamos anteriormente, no se trata de abusar de escapismos ni de forzar una engañosa felicidad, sino de, quizás, aprender a convivir con lo claro y lo oscuro de nuestro ser:

Yo recuerdo vivir y mirar
el cielo al caminar, maravillado y ponerme a nadar
entre las nubes y el violeta de cristal
Tú me viste hace tiempo y al pasar
mi vista se hunde en el suelo pedregoso a divagar…

Prosigue otro de los puntos altos del álbum, la canción titulada Chacarock. Se trata de un rock progresivo psicodélico, con guitarras y teclados formidables, un auténtico manjar para los amantes del prog. El título hace referencia a una chacarera, ya que el tema está compuesto sobre un riff de rock montado sobre un ritmo de chacarera. La letra es una tenaz crítica a aquellas instituciones y sectores que organizan y promueven eventos culturales en la ciudad del Cusco, Perú: servidores públicos que actúan guiados únicamente por sus intereses personales e ideológicos, relegando de esa forma a aquellos artistas que no sean cercanos al poder de turno. No obstante, hay quienes deciden traicionarse y entrar en esa dinámica de favores y corrupción, porque… “la vida es una sola”, ¿verdad?

Con la puerta abierta a un lugar donde el rehén lame sus cadenas
se frota en estiércol, se burla del demente
quiere ser gerente
la brecha no sólo es dinero, está en el corazón…


Le sucede la canción Septiembre, se trata de un blues lento con pinceladas estelares de guitarra que se entrelazan perfectamente con la emotividad de la letra, la cual relata una dolorosa ruptura amorosa. En síntesis, un tema honesto, sencillo, directo y sumamente catártico:

Cuesta tanto despertar, salir de la cama y avanzar
cuesta tanto poder dormir, cerrar los ojos y dejar de existir
Qué rápido tiraste tu botella cuando se te acabó la sed…

Cierra el álbum la canción titulada Las Rejas. Este tema es otro de los puntos altos del álbum, pues transita varios estadios donde la banda mezcla de forma magistral folk rock, música clásica, rock progresivo y blues rock. Y es que, desde la hermosa introducción con guitarra acústica, la canción se convierte en una auténtica inmersión en un misterioso bosque de neblina, una excursión musical que lentamente va redimiendo el alma herida. En la medida en que amanece, la niebla se va disipando, la visión va mejorando y los rayos del sol nos van abrazando con su tibieza.

Espiritualidad A veces es difícil retener un corazón alado bajo el manto gris de lo racional; por lo tanto, la creatividad sin concesiones será siempre el leitmotiv de los dementes y las ovejas negras.

Pensamiento crítico… ¿Por qué seguir siendo permisivos y conformistas en un contexto como el sudamericano, que está infestado de una masividad corrupta y cínica? El arte siempre servirá de reducto para aquellos que decidan manifestar, en absoluta libertad, desde sus inquietudes más esotéricas hasta sus preocupaciones más terrenales.

La música de Tefol es, por lo tanto, una poderosa y resplandeciente nave catártica, crítica y espiritual. Es el arte que surge de las entrañas y del corazón de dos hermanos que crean canciones con la única finalidad de mejorar, día a día, como seres humanos. Muy a pesar de los obstáculos y cicatrices —internas y externas—, Sebastián y Juan Pablo Villafuerte Ochoa, dos discretos guerreros que, en medio de un contexto como el de la ciudad del Cusco —despiadado, ruidoso, codicioso e indiferente—, deciden enfundar con valentía una guitarra y un piano para lanzar destellos de luz en medio de tantas tinieblas:

Las rejas al emerger te cuadriculan la visión
grietas de un talismán que no para de expresar su amor
tridimensionales tus respuestas que vienen y van sin limitación
Cuerdas de un mismo plan inhabilitan sin demoler
indispensables las respuestas que vienen y van
sin definición…


Mención especial merece Darwin Villafuerte, padre de Sebastián y Juan Pablo, histórico miembro del grupo folclórico Arco Iris del Cusco, cuya presencia y legado musical sin duda han sembrado una profunda sensibilidad artística en sus hijos. Asimismo, es justo reconocer el trabajo de Roy Loayza, cuya labor en la producción de ambos álbumes de Tefol ha sido no solo notable, sino fundamental para materializar y pulir el universo sonoro que la banda ha construido con tanta honestidad y pasión.

“¿Cuántas veces puede un hombre voltear la cabeza, fingiendo que simplemente no ve?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.”
— Bob Dylan, “Blowin' in the Wind”

Cod: #1816

No hay comentarios:

Publicar un comentario