El tropicalismo fue, como todas las fuerzas de choque y de vanguardia, un ente más que no solo contó con nombre y fuerza, sino con toda una identidad que quedó manifestada en un resarcimiento devuelto al mundo más que nada por el lado artístico, plasmado especialmente en la música, pero también en el cine, teatro y la literatura. Habiendo bebido de la psicodelia, los cultores del tropicalismo tomaron sus fuerzas de la política, las vanguardias, además del fenómeno de la antropofagia, concepto desarrollado en 1928 con el “Manifiesto Antropófago” de Oswald de Andrade, que recupera el símbolo del rito caníbal de los indios tupis que horrorizó a los europeos al llegar al Brasil.
La idea de la antropofagia, como símbolo del revitalizarse a través de la adquisición de las virtudes del enemigo al devorar su cuerpo, reforzó la identidad brasilera desde una forma de ruptura de valores extranjeros, aunque a la vez coqueteó con los vanguardismos rupturistas europeos como le dadaísmo o el surrealismo, manifestándose inequívocamente como otro rupturismo pero calcado a la brasilera, sin foco en la razón sino con la vertiente del optimismo, el manifiesto antropófago recalca: “Antes de que los portugueses descubrieran el Brasil, el Brasil había descubierto la felicidad”. El tropicalismo revivió esta dosis de rebeldía local, para traerla hacia ritos más moderno, sin dejar la esencia rupturista de lado, entre política, valores comunes del país, arte, colores contraculturales y creaciones sin formalidad. Esta suma de poderes sin saberlo, esta búsqueda de sacar lo estático para traer lo vivo a la realidad, puso foco sobre la sociedad brasileña y su vivir en comunidad, reviviendo valores comunes locales y acercándolos a la expresión de ruptura de las artes y pensamiento clásicas.
La tropicalia brasilera, desde lo musical, se inspiró directamente de la contracultura norteamericana y de su evidente arte psicodélico, manifestándose en un movimiento paralelo reversionado a la brasilera, y fugaz pero muy intenso que se hizo carne en un disco que funcionó como todo un manifiesto, el ‘’Tropicália: Ou Panis Et Circencis’’ de 1968, que integró a los artistas de rock emergentes de la época que se había alineado bajo esa vision, los cuales a su vez también publicaron sus respectivos discos solistas. Entre ellos figuraban Gilberto Gil, Caetano Veloso, Tom Zé, Os Mutantes, y además aparecía la figura de Gal Costa, una cantante que había comenzado a hacer sus primero trabajos junto a Veloso y que no tardaría en comenzar a publicar sus trabajos solistas, con los cuales, por lo menos en los primeros de ellos, continuaría dicha temática de tropicalismo exótico.
‘’Gal’’, de 1969, es el segundo lanzamiento solista de Gal Costa, un clásico y explosivo detonante del movimiento tropicalista de la música Brasilera, un disco mucho más oscuro que su debut discográfico publicado unos meses antes ese mismo año. Para su segundo lanzamiento remarca las líneas melódicas y les agrega formas de rock, agrega un poco de funk a la mezcla y continua por la senda deliciosa de los sonidos y experimentación psicodélica. Con la participación de los por aquel entonces jóvenes Gilberto Gil y Caetano Veloso. Incluye temas de Jorge Ben, Jards Macalé y Roberto & Erasmo Carlos.
Tropicalia, rock afro, robusto en exotismo tropical, ensimismado en fusiones de un fuerte sabor groove afro, donde surgen momentos de aparición del funk en bases agiles y armonías típicas en las guitarras. O el segundo tema del disco, llamado ‘’Tuareg’’, donde se hace una fusión con un estilo de melodías típicas africanas. Y también por supuesto la aparición de la bossa nova en armonías y rasgueos, melodías exóticas, y obviamente también reflejadas en esa alegría jocosa que trasmite con sus canciones el tropicalismo y al música popular brasilera en general. E incluso la producción del disco se adentra mucho más en fusiones con funk que con bossa nova, reflejado tan característicamente en las armonías de las guitarras, los riffs del bajo y las percusiones agiles tan típico de funky, demostrando la versatilidad de los músicos para manejar diversos estilos y diversas fusiones, y reflejando la clara influencia del funk y soul estadounidense que pesaba sobre ellos y que no temieron usarlo a su favor en la construcción de la mayoría de los temas.
La materia prima con la que se construye el disco son los atascos groove con guitarras funky y algo de distorsión, donde se agregan algunas voces delirantes al mando de Gal y algunos otros eventuales agregados percusivos. Hay momentos de mucha experimentación, un par de tracks donde aparecen agregados orquestales, especialmente para el tema ‘’Objeto sim, objeto não’’, que comienza con unos sonidos y samples de voces alteradas en estudio, que continua en una canción también funky sobre la que aparecen más arreglos orquestales, una fusión deliciosamente extraña, un delirio muy agradable y justo al que recae el disco luego de una serie de pegadizas canciones que no tienen desperdicio alguno.
En comparación con su lanzamiento debut, este segundo trabajo se inmiscuye mucho más en el funky y en el rock, con una sensación general de psicodélia que se desparrama por todo el disco, especialmente en esa fusión con funk y en las guitarras acidas que desparramas sus solos por muchos pasajes de este artefacto. ‘’Gal’’ no tiene tanto sabor melódico de música popular brasilera, tiene más de rock y contracultura, poder político y experimentación cultural, que tanto caracterizó los mejores años de la tropicalia. Es considerado por el público y la crítica como su disco más psicodélico y experimental.
En el mundo de la psicodélia de la época hubo un punto importante de inflexión que marcó un precedente y sentó las bases de una música pop-rock moderna y actualizada, sirviendo también como un símbolo de obra conceptual psicodélica que elevó al género hasta niveles insospechados y que inspiró a muchos trabajos conceptuales que surgirían posteriormente aquellos año, con también roces con la orquestación y la experimentación conceptual, y eso fue precisamente por la aparición del ‘’Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band’’ de los Beatles. La aparición de dicho álbum inspiró a muchos contemporáneos y creó el mote de ‘’obra maestra conceptual psicodelica’’, estándar creativo que muchos en su época intentaron emular. Esto de alguna manera parece verse reflejado en el tropicalismo brasilero y en sus álbumes más representativos, siempre abiertos a fusiones, a composiciones de variado estilo, a experimentación sonora, y aparición de arreglos orquestales en algunas canciones.
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