Dentro de la proto psicodelia (o acaso dentro de la psicodelia propiamente dicha) hubo algunos irreverentes que ya hacia mediados de los 60s hacían de las suyas pero con un carácter bastante avanzado dentro de la idiosincrasia hippie, de irreverencia contra las instituciones, sátira política, caos, y búsquedas sin forma ni formalidad, o tal vez solo se trataba del desenfreno, expresado sin límites, de una creatividad virgen y pura que surgía como espasmos creativos espontáneos y que no pretendían ni por asomo acercarse a cualquier convención musical más que la de sonar y replicarse en un disco que, por lo pronto, no era seguro que a alguien le fuera a gusta, pero que tampoco eso les significaba una limitación.
La proto psicodélica, como cualquier origen prototípico de cualquier género, puede llegar a significar muchas cosas, como los cantos de Maria Sabína bajo efectos de hongos psilocibios nativos publicado en un disco en 1957, o lanzamientos de spoken Word como’’Re-birth’’ de 1961 por el filósofo Gerald Heard, o tal vez el ‘’This Is It’’ de 1962 por el filósofo espiritual gurú del hipismo Alan Watts, entre otros. Pero una cosa puede resaltarse de esa etapa temprana y es que se comenzaban a debatir, correr y reformular muchos estándares del convencionalismo popular o de las convenciones de la tradición. La música hizo mella de eso y no pudo evitar reflejar ese ambiente de ruptura del hermetismo imperante ya desde la juventud en las personas, para mostrarlo de manera sonora en producciones que muchas veces eran inentendibles, especialmente antes de la aparición del rock, o incluso también ya habiendo aparecido el rock en la escena.
El rock trajo una formalidad, una plataforma en la que esa irreverencia logró encontrar algún cauce y manifestarse de forma más ordenada, efecto siendo aprovechado por bandas y compañías que vendieron por millones y cambiaron el rumbo de la música popular. Y si bien el rock tuvo su encuentro con la psicodelia y sus ramificaciones fueron enormes, aun en los bajos hubo quienes insistieron con esto de mantenerse puros en lo que a la psicodelia respecta. Psicodelia, o sea una manifestación que choca contra lo conocido por la civilización popular y busca romperlo desde adentro, atacando los valores podridos de las instituciones, replanteándolos de forma caótica de manera que ya no hubiera bases firmes donde pararse sino mas bien un caos donde la manifestación final sea el medio presente de ejecución y no hecho artístico consumado cual disco cuadriculado preparado para imprimirse y venderse por millones.
El rock de los 60s trajo avances, pero también significó la promoción de un estándar, y por tanto de una limitación a la cual adaptarse si se pretendía sobrevivir en la música. Antes del rock, en la proto psicodelia, pareciera haber una liberación a la que no cualquiera logró acceder en los años posteriores de psicodelia hippie. Si bien el hippismo puro fue un delirio en sí, tenemos en la proto psicodelia trabajos muchas veces inentendibles y que hay que bucear en sus idiosincrasias e historias para poder acercarse a algo que pueda llegar a ser su significado, si es que lo tienen en absoluto.
El folk también fue utilizado como plataforma en la que varias agrupaciones estadounidenses aprovecharon la andanada para salirse del cauce moral, o tal vez sea para continuarlo, continuar el ambiente de hipismo contracultural que se venía gestando poco a poco desde principio de la década y que los más atrevidos ya comenzaron a reflejarlo en lanzamientos discográficos desde mediados o incluso principio de los 60s. En ese ambiente de psicodelia temprana tenemos ya el ‘’This Is It’’ de 1962 por Alan Watts que ya mostraba un desenfreno por la ejecución y una falta de temor alguno por las formalidades. O de 1965 el ‘’Sing Ballads Of Contemporary Protest, Point Of Views, And General Dissatisfaction’’ por The Fugs, era otro artefacto delirante de este ambiente.
Por su parte The Godz, que provenían de la misma escena del Lower East Side que The Fugs, también hicieron de las suyas y mostraron su encantador desencanto. Hacia 1966 aparece ‘’Contact High With The Godz’’ de The Godz, que un principio nadie comprendió y recibió críticas no favorables. Para el momento se había adelantado a muchos, metidos en la vanguardia de la canción sin ataduras, metidos en la propia psicodelia como pocos, haciendo música sin limitaciones más que nada de lo moral, y manifestando un arte vivo que puede ser visto de reojo por la exigencia que surge de los músicos avanzados en técnicas y estudios.
Tal vez no sea lo más acertado llamar ‘’canciones’’ a estos sonidos, son más bien pistas acústicas de un folk con baterías, ejecutadas de forma intencionalmente imprecisa, cual músicos vírgenes que planean grabar algo desde el amateurismo más inocente, y que sin saberlo seguramente plantaron bases para sonidos sin precedentes aun para el momento y dejaron la semilla para la inspiración de mucha gente que luego de las décadas comenzó a verlos con ojos de culto.
Su música no es la dulce incompetencia de The Shaggs que fallaron intentando alcanzar la gloria y que finalmente dejaron algo encantador, ni el romántico manifiesto hippie folk ‘’Have A Marijuana’’ de David Peel & The Lower East Side que luchaba en las calles y proclamaban la libertad a los gritos y bajo alucinógenos. The Godz no tenían otra cosa más que su naturaleza viva y sus impulsos más primitivos, por lo que parecieran no tener precaución por el sonido o cualidad de sus ejecuciones, sus arremetidas son momentos acústicos indeterminados que fluyen al son de una aura extraña, muchas veces con sus instrumentos sonando llamativamente desencajados, con ritmos polirítmicos extraños y cantos convencidos de lo que dicen o no dicen.
No tenían miedo de sonar incompetentes, con canciones sin forma, arremetidas de un arte sin hogar y de pocos seguidores, música incierta, formas desprolijas pero que cuentan con un aire propio de ser lo que quisieron y no representar a nada en su época. El virtuosismo está en el espíritu no en la formalidad de alguna técnica de ejecución de la que nunca saldrán jamás.
The Godz se formó en Nueva York por Jay Dillon en teclados, autoarpa, voz, Larry Kessler en bajo, violín, voz, Jim McCarthy en guitarra, flauta, armónica, voz, y Paul Thornton en batería, maracas, guitarra. El grupo dio con el sello discográfico "ESP Disk", un sello dedicado a la música libre, especialmente al free jazz. Larry Kessler tuvo la oportunidad de trabajar como vendedor para el sello "ESP Disk", se hace amigo del director artístico y diseñador gráfico del sello Jay Dillon quien se une a los Godz. Stollman, el jefe de ESP Disk, firmó con el grupo, el álbum "Contact High With The Godz" fue grabado en septiembre de 1966.
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