Esta es una aventura musical de vanguardia, un invento, una innovación que para su época estaba bien ubicada, ya que suele atreverse a decir que incluso también se trata de rock progresivo, es que lo que aquí ocurre implica el surgir sucesivo de partes de rock que aparecen entre ambientes experimentales. De lo que más sabe este lanzamiento es de ambientes, momentos de delirio dentro de los que ocurre todo, como si de un experimento y un sonido conceptual se tratase. Es dentro de ese contexto donde surgen los elementos varios que enriquecen al sonido, entre gritos y voces, recitaciones habladas, y por supuesto esas partes de rock que dan la sensación de lo progresivo y pervierten aún más lo perverso.
Las continuas partes de rock surgidas en un sinfín de momentos, se pierden sucesivamente entre otras partes, con recitaciones, ruidos, delirios, instrumentaciones, fenómeno que deja en el aire esa sensación de que progresiones relacionadas con el rock están ocurriendo. Las partes de rock surgidas tienen que ver con momentos instrumentales, arremetidas acertadas y bien dinámicas entre lo que pareciera ser algo de música rock psicodélica. Las partes instrumentales se vuelven llamativas debido a que las mismas fueron ejecutadas por auténticos músicos de sesión de mucha calidad, entre los que estaban, entre otros, miembros de Focus.
Aunque el elemento que más sobresale por sobre todo lo demás es esa voz masculina que se encarga de recitar, con dotes expresivos y una voz profunda, algunas recitaciones que terminan de desparramarse durante todo el trabajo y vuelven el asunto hacia tierras de recitaciones y palabra hablada. Un sinfín de poemas son recitados con intensidad a lo largo de todo el trabajo.
El álbum fue creado por el conocido cantante holandés Ramses Shaffy, quien también participa en piano y voz en el mismo disco. El cantante y actor holandés-francés Ramses Shaffy se hizo popular durante la década de 1960, especialmente por sus canciones enérgicas y conmovedoras con las que sedujo a los holandeses, quienes, al menos hasta finales de los años 60, eran conocidos por su falta de extravagancia. Se dice que durante los años 60 todo el mundo en Ámsterdam estaba enamorado de él.
El disco puede llegar a no ser sencillo de escuchar debido a la extravagancia del mismo. Dividido en dos extensas partes, de entre 20 y 25 minutos cada una, y que ocupaban cada una un lado original del lanzamiento época en vinilo, se presenta toda una aventura musical en la que no hay canciones sino dos extensas partes de incursión sonora y experimentación instrumental.
Seguramente se trata del álbum más ‘’extravagante’’ de Ramses Shaffy, o por lo menos en el que experimentó más, saliéndose de los sonidos populares y la canción. En gran medida esto es típico de la época, este tipo de extravagancia que solían surgir en las discografías de las bandas y artista solistas del momento no aparecían por casualidad. Había en la era hippie una fascinación por los vanguardismos, fascinación que encajó a la perfección con la cosmovisión del artista de época que buscaba en la psicodelia una forma de romper con los estándares e instituciones, la vanguardia no tardaría en llegar y complotar con la psicodelia del momento.
Esas vanguardias provenían de las escuelas europeas de música electrónica y concreta, de orquestas vanguardistas, e incluso antes de ello, de vanguardias como los surrealistas, dadaístas y futuristas, todo ello terminó de arribar a la década de los 60s en gran forma, y hacia finales de la década se vieron revitalizadas al encontrarse con la música popular. Este encuentro hacía que muchas veces la música de aquella época dorada no sea tan sencillo de escucha, pero es un buen ejercicio el de escucharla para romper con la estructura eterna del mote del hit cancionero popular que enloquece a las masas sedientas de divertimentos vanos.
En el inconsciente colectivo suele estar instalada la noción de que la música tiene que ser una canción, y si es pegadiza y exitosa se vuelve mucho más atractiva, percepción por la que se llega a despreciar cualquier música que se sale de estos requerimientos morales. Esta tendencia pareciera estar instalada a fuego en la percepción sobre la música, que nace de la percepción humana en sí misma, y que por supuesto se ve reflejada en las elecciones musicales de la mayoría.
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