Esta es una música nueva, por lo menos para la época, aunque las vanguardias nunca pierden la validez, son atemporales, y aunque se haya innovado en la experimentación y avanzado en el desarrollo tecnológico en las últimas décadas, la vanguardia de antaño siempre tendrá validez, por su carácter precursor y su visión de punta, manteniéndose por siempre, incluso hoy día, en las sombras para los oídos poco exigentes y en la delicias para los oyentes más exploradores.
Bertram Turetzky propuso realmente algo así como enfoques vanguardistas de una ‘’nueva música’’, debido a que presentó al contrabajo como un instrumento solista y protagonista, experimentó con la ejecución de su instrumento, planteó nuevas formas compositivas, propuso nuevas maneras de experimentación y fusión con electrónica, etc.
Eso es lo que ha manifestado desde todos sus trabajos discográficos, empezando con su ‘’Recital of New Music’’ de 1964, una obra extraña que nos conduce hacia los confines de la vanguardia de punta al presentar nuevas composiciones preparadas por compositores especializados específicamente para este primer disco de Turetzky.
El trabajo está integrado por una selección de 14 piezas cortas, que en realidad son seis piezas divididas en distintas pequeñas partes, seis piezas compuestas por los compositores Charles Whittenberg, William Sydeman, Kenneth Gaburo, Ben Johnston, George Perle y Donald Martino. Los ejecutantes en la grabación son Bertram Turetzky en contrabajo, Josef Marx en oboe, Patrick Purswell en flauta, Shirley Sudock en voz soprano y Nancy Turetzky en flauta.
La música es más que experimental y de vanguardia pero no deja de ser académica, formal, son estudios muy serios de música contemporánea (para la época) que reflejan la búsqueda de los compositores de cada pieza y el espíritu inquieto de Turetzky que encargó esta música que se coagula a la perfección con sus visiones de innovar con una cosa irreconocible para la formalidad de lo académico y totalmente detectable entre las vanguardias de su época que marcaron tendencia desde las sombras. Cabe recordar que Turetzky no solo es reconocido como un contrabajista muy imaginativo sino que también publicó su libro "The Contemporary Conbass" que es un manual de nuevas formas de tocar el bajo.
Las propuestas de las composiciones surgen de visiones clásicas en las que cada compositor plasma sus teorías de forma desparramada en la partitura, con experimentos microtonales, vanguardias de ejecución, e informalidades que le conceden a la música experimental el don de salirse de las formalidades académicas y buscar la experimentación desde el desconcierto y las formas inesperadas, cargadas de imágenes poéticas, visiones del futuro, experimentos con electrónica y dramaturgia musical muy simbólica.
El estilo? Indescriptible, es vanguardismo clásico moderno, composiciones de punta, visiones de innovación plasmadas en una música que busca ser ‘’nueva’’ y que lo es, y que tal vez para la época sea algo adelantado, marcando un buen precedente.
Las espacialidad y los arrebatos incongruentes se desparraman por doquier y caracterizan el estlo de muchos momentos. Con un encuentro con lo clásico vanguardista para las composiciones que muchas veces, cuyos compositores, desde los ideológico y lo práctico, buscaban romper con las viejas tradiciones del estilo clásico, buscando en el choque instrumental una manera de ‘’protesta’’, manifestación, satirización e innovación hacia las nuevas formas estilísticas.
El material fue publicado por primera vez por Advance Recordings en 1964 y desde entonces no ha tenido ninguna reedición formal. La diversidad de ubicaciones utilizadas en el registro del material produce un sonido de calidad variable. Imaginary Chicago Records ha rescatado y reeditado este material después de cincuenta años, con una reedicion única publicada en 2010 que revive el material y lo presenta a las nuevas generaciones de la vanguardia con aire académico pero informal también. Agotado durante casi 50 años, este álbum redefinió el papel del bajo como instrumento solista.
‘’Al principio de su carrera, mientras enseñaba en la Escuela de Música Hartt en Connecticut, la vida de Turetzky cambió de rumbo. Un amigo, un compositor, se suicidó a los 26 años. Se pensó que el compositor se desesperó porque nadie interpretaría su música. Este dramático episodio le ilustró a Turetzky que los compositores modernos estaban desesperados porque se interpretaran sus obras, y si quería tocar música en su instrumento, necesitaba colaborar con ellos. Junto con Henry Larsen, un clarinetista, Turetzky formó Hartt Chamber Players y buscó la nueva música de compositores vivos. “Sea lo que sea que se haya escrito para nosotros, lo tocaríamos todo. No nos apegamos a lo que era ''seguro'' ”, dice.’’, Paul Hormick/Contrabajista, primavera de 2003.
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